lunes, 30 de junio de 2014

Resident Evil 2: Apocalipsis









Titulo Original: Resident Evil: Apocalypse
Año: 2004
Duración: 94 min
País: Reino Unido
Director: Alexander Witt
Guión: Paul W.S. Anderson
Música: Jeff Danna
Reparto: Milla Jovovich, Thomas Kretschmann, Jared Harris, Sandrine Holt, Mike Epps, Sienna Guillory, Oded Fehr, Zack Ward, Sophie Vavasseur







Un virus mortal ha sido liberado sobre la población de Raccoon City. Alice (Milla Jovovich), una de las supervivientes del desastre bioquímico, se encuentra en el corazón de esta devastada ciudad. Sometida a experimentos que han alterado su genética, ahora posee fuerza, sentidos y destreza sobrehumana. Estas habilidades, y más, serán las que deba utilizar quien quiera sobrevivir en esta nueva aventura. Junto con otros supervivientes deberá escapar de la cada vez más peligrosa Raccoon City. Para alcanzar su meta necesitarán luchar contra las fuerzas de la Umbrella Corporation, las violentas criaturas de bioingeniería creadas en sus laboratorios, los zombies que plagan la ciudad y, finalmente, enfrentarse a la más colosal y mortal de estas creaciones: Nemesis.


En 2004, el director Alexander Witt fue el elegido por Paul W.S. Anderson para perpetrar la segunda parte de ese entretenido desaguisado llamado Resident Evil (2002), largometraje inspirado en la famosa saga de videojuegos de Capcom. En la película que hoy nos ocupa,Apocalipsis, la acción se traslada directamente a Racoon City y se desarrolla tanto en exteriores como en el interior de edificios e instalaciones, aunque tiene muchos puntos en común con su antecesora en cuanto a la estructura de la acción y el desarrollo de los personajes. Como punto de partida, es necesario señalar que este segundo capítulo de la franquicia se apoya bastante en el esquema narrativo del videojuego Resident Evil 3 y por ello, nos encontraremos con personajes de dicha entrega (Jill Valentine, Carlos Olivera y Némesis, por citar unos ejemplos). Sin embargo, enApocalipsis el peso de la narración no recae totalmente en Jill (interpretada por la cañonérrima Sienna Guillory) sino que tenemos “pelea de gatas” gracias a Alice (el personaje de la buenérrima Milla Jovovich). ¡Sí, dos heroínas matazombies por el precio de una! La exmodelo ucraniana nos sorprende nuevamente con un papel hecho a su medida: Alice corre, salta, mete ostias, dispara y protagoniza la mayor parte de las escenas más flipadas a lo largo y ancho de los 94 minutos que dura el engendro orquestado por Witt.

Precisamente, Apocalipsis es fiel al duelo de egos femeninos presentes en la saga. En la primera entrega
teníamos como tías duras a Alice y Rain (el personaje de Michelle Rodriguez), ahora nos encontramos con Jill Valentine, otra fémina que los tiene bien puestos y destila chulería (va muy de sobrada, la escena del principio en la comisaría es el resumen de su filosofía: entro pegando tiros porque yo lo valgo y ya me sé de qué va esto, así que nada de explicar quién soy al espectador... Mientras, los que estaban dentro de la comisaría, flipando en colores... “¿Quién es esa?” “Tranquis, es Valentine”. Ya no necesita explicar nada. Ah sí, están todos infectados por el virus). A partir de este divertido prólogo, la película comienza a dejarse llevar por los clichés del género de zombies: una ciudad sitiada por los militares, muertos vivientes liándola pardísima por doquier, supervivientes que se van “arrejuntando” por casualidad y personajes que mueren de forma absurda en notables ocasiones.


Apocalipsis nos presenta dos tramas que al final
terminan por encontrarse: por un lado tenemos la historia de Alice con el grupo de Jill y otros supervivientes, y por otro lado tenemos la trama del científico de Umbrella que ha sido evacuado por los malos e intenta seguir el paradero de su hija Ángela (interpretada por Sophie Vavasseur, actriz infantil que no lo hace mal). Básicamente es un guión tipo “ve del punto A a B y luego a C”, o lo que es lo mismo, ves a la catedral, pasa por el cementerio y llega al edificio donde están los maromos de Umbrella esperando para el final con fuegos artificiales. Sin duda, hay más profundidad y mejores diálogos en cualquier episodio de Dora la Exploradora, pero bueno, ¡salen zombies! Al revisionar el filme durante esta semana, me he dado cuenta de que es aburrido, los efectos son terribles y toda la película está rodada de noche para que no veamos bien la enorme chusta que nos están colando, por no decir que las escenas de terror dan risa gracias a un buen puñado de muertes totalmente oligofrénicas (y cito de memoria algunas: el “suicidio” de la primera víctima femenina de los zombies mientras Olivera trataba de salvarla, la muerte de Nikolai -”¡Hola, vengo a salvaros!...¡Hola, me dejo matar por los perretes!”-, y sí, el bonito “aliñado” de Némesis de la forma más random posible).

Ahora paso a hablar de Némesis. Según Apocalipsis, si un monstruo de la rama Licker te hace un arañazo, te conviertes en Némesis, un maromo de goma de dos metros con problemas de encías y armado con un lanzapepinos. El irreductible y despiadado monstruo del videojuego, gracias al arte de Anderson y Witt, se convierte en un jodido mostrenco que recibe todas las yoyas que le “arrima” Alice y gracias a los maravillosos efectos de la terapia de la ostia fina recobra la memoria y se vuelve bueno. Con esta escenita, mis neuronas despegaron para no volver más hacia el país de la vergüenza ajena, enclavado en medio de lo que viene siendo el territorio de Ascopena.Bravo, señor Anderson, Hurra, señor Witt, se nota que os habéis visto alguna versión de Frankenstein u os habéis leido La bella y la bestia. Por fin, vemos al personaje de Alice volviéndose cada vez más chulesco y adquiriendo superpoderes -gracias a ser el conejillo de Indias de Umbrella-, cuyo papel en la saga será ir recogiendo a todos los infraseres que se encuentra y defenderlos de las amenazas biológicas de la malvada megacorporación. A este respecto hay que decir que Alice (la propia Milla) y toda la recua de pobres hijos de puta que tienen que pegarse a su culo para poder sobrevivir son el ejemplo perfecto de la táctica Bat Factor (“la amiga murciélago”). Básicamente, y a modo de explicación, diré que una jóvena con cierto encanto y belleza intentará buscarse una amiga hórrida (que sea “Miss Valdemordor” o similar) para que su hermosura resalte aún más, mientras que su infeliz acólita consigue justo lo contrario y sirve para espantar hipotéticos moscones que están en pleno fuego de cobertura.

Pues bien y a modo de analogía con lo anteriormente expuesto, la chusta de gente que se pega a Alice tienen como finalidad engrandecer el rol protagónico de nuestra chulesca amiga. No son más que la excusa para que Alice ponga patas arriba toda la jodida ciudad de Racoon City. Pero Kuroko, háblanos de los zombies de Apocalipsis. Bueno, pues la verdad es que son un puñetero zurullo con peletes... Ni asustan, ni dan miedo, ni nada. Están ahí para ser masacrados y acabar de vez en cuando con un personaje que sobra según avanza la película: su maquillaje, una puta mierda, así de claro, parecen que acaban de salir de alguna rave con una feliz cogorza o que se han fumado un mediomocho de medio metro bien cargadito de chocolate. Me encanta esa escena en la que los protagonistas tienen la feliz idea de atravesar un cementerio para escapar de la marabunta que les persigue... Todo el mundo sabe que cuando huyes de los zombies, lo mejor es pasar por un sitio lleno de tumbas. Llegados a este punto, la acción se dispara y Paul W.S. Anderson nos regala una escena de ostias al ritmo de esa música punchapuncha que tanto le gusta, para el lucimiento de cuatro mataos que son rijostiados por las fantabulosas Alice y Jill.

Insulsa, poco emocionante, incapacidad para concentrar el interés en ella... No sé, se me ocurren mil cosas para describir Apocalipsis, pero lo más obvio es decir que está ligeramente por debajo de Resident Evil. Sin embargo, todavía se percibe cierta coherencia en el hilo argumental y no tenemos el imparable sindiós de los capítulos cuarto y quinto de la franquicia del señor Anderson. Los diálogos son tontos, simplones, absurdos... Todo se reduce a poner “caracartón” y posar de la forma más chulesca para coronar las escenas de ostias y tiros. Al escribir estas líneas me acuerdo y me troncho de pensar en la muerte de ese pobre hijoputa de Nikolai, es una muerte tan monger que todavía me estoy riendo. Por cierto, en esta entrega empiezan ya a introducir el tema de los clones de Alice, dejando en el aire un montón de interrogantes que se irán resolviendo de aquella manera en los siguientes episodios de esta infame diarrea perpetrada por Herr Anderson. Cuando ví lo de los clones me quedé con el culo torcido, algo me decía que tendríamos Milla para rato y en grandes cantidades. Para ver y olvidar, fresquita para atajar esos calores veraniegos.

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