Título original: Mandy
Año: 2018
Duración: 121 min.
País: EEUU
Director: Panos Cosmatos
Guion: Panos Cosmatos, Aaron Stewart-Ahn (Historia: Panos Cosmatos)
Música: Jóhann Jóhannsson
Reparto: Nicolas Cage,
Andrea Riseborough,
Linus Roache,
Bill Duke,
Richard Brake,
Hayley Saywell,
Line Pillet,
Ned Dennehy,
Clément Baronnet.
Premios:
2018: Festival de Sitges: Mejor director.
Red (Nicolas Cage) es un leñador que vive alejado del mundo junto al amor de su vida, Mandy (Andrea Riseborough). Un día, mientras da un paseo abstraída en una de las novelas de fantasía que suele leer a diario, Mandy se cruza sin saberlo con el líder de una secta que desarrolla una obsesión por ella. Decidido a poseerla a cualquier precio, él y su grupo de secuaces invocan a una banda de motoristas venidos del infierno que la raptan y, en el proceso, hacen añicos la vida de Red. Decidido a vengarse y equipado con toda clase de artilugios, pone en marcha una matanza que deja cuerpos, sangre y vísceras allá por donde pasa.
Este año casi fui a Sitges. Llevo varios años deseando ir, pero este año parecía el año en el que lo conseguiría al final, pero no pudo ser… eso de ser novata en el festival me pasó factura. Cuando quise entrar a comprar entradas (y esperé hasta colas virtuales) ya estaba casi todo vendido (y eso que fue el primer día, pero no había yo caído en lo de esos bonos que te permiten comprar el día de antes) así que me quedé en casita, sin ver a Nicolas Cage en vivo y en directo (ni a él, ni a Ron Perlman, Tilda Swinton, Ed Harris, John Carpenter… snif snif). La verdad es que tenía muchas ganas de ver la última locura de Cage, “Mandy”. Pero como se anunció que llegaría a cines, me consolé con eso. ¿Qué pasó luego? Que no se estrenó en apenas cines y por mi zona no llegó, por supuesto. Me tocó verla en casita.
Hace ya semanas de esto y quiero escribir esta reseña desde entonces, pero… ¡no me salen las palabras! La verdad es que la película es tan loca y surrealista que no conseguía plasmar lo que quería, así que he decidido ponerme a escribir sin pensar, lo que vaya saliendo.
Lo primero, ¿de qué trata? Pues Red (Nicolas Cage) y su mujer Mandy (Andrea Riseborough) viven en una cabaña en un remoto pueblo, alejado de todo. Un día, una secta pasa por allí y el líder de esta queda prendado de Mandy cuando la ve paseando por el bosque. Es tan fuerte la atracción que decide secuestrarla para quedársela. Red saldrá en su búsqueda y se enfrentará no solo a la secta, si no a seres demoniacos que vendrán a por él.
No es que sea un guion muy raro, más bien es común. Parece la típica historia de venganza, ¿verdad? pero creedme, nada más lejos de lo que estamos a punto de ver.
El director de la cinta es Panos Cosmatos, el hijo del mítico George Pan Cosmatos. Su hijo ha decidido desligarse bastante del cine de su padre, al que recordaremos de cintas tan conocidas como: “Tombstone: La leyenda de Wyatt Earp”, “Leviathan. El demonio del abismo”, “Cobra: el brazo fuerte de la ley”, la segunda entrega de “Rambo” o “El puente de Cassandra” entre otras. Todas caracterizadas por tener bastante acción y resultar tremendamente entretenidas. Pero Panos ha optado por un estilo radical y más personal. Con abundancia del surrealismo y el lirismo, mezclado con escenas híper violentas dignas del cine más gore. Extrema en todo. Y además, envuelta en una estética cuidadísima que pone especial atención en la fotografía (hipnótica y preciosa) y la puesta en escena. Es difícil explicarlo si no lo habéis visto, pero por decir algunas referencias concretas, podríamos emparentarlo con el cine de Rob Zombie, por el uso de los colores e incluso la temática de los últimos títulos del director (especialmente “The Lords of Salem”), también por el tono violento y cafre, plagado de sangre, podría recordarnos a Tarantino. Y hasta hay ecos de Kubrick y su “2001: una odisea en el espacio” cuando las escenas son calmadas y más psicológicas.
El uso de la música también es extraño, del heavy al sintetizador. Pero le va de lujo. Ya lo he dicho, es una película inclasificable y extrema en todos sus ámbitos.
No esperéis una locura cafre digna de la mejor Serie B (o Z), la película es realmente bastante lenta (en todos los sentidos, hasta algunos actores parecen ir a cámara lenta) y se toma muy enserio a sí misma. En ella flota continuamente un aura solemne, rematada con pocos diálogos y mucha locura. De sus dos horas de duración, la primera es la más extraña, surreal y onírica. Para su hora final, la locura explota en un festival de gore aún más loco. Con un Nicolas Cage totalmente desatado y lleno de sangre. La cámara deja de ser lenta y todo es acelerado, la ultra violencia lo ocupa todo.
Aun así, tiene claros ingredientes de Serie B: sectas, seres demoniacos que parecen salidos de Hellraiser (motos incluidas), personajes esquizoides, litros y litros de sangre, peleas con motosierras y hasta secuencias animadas. Pero jamás llega a serlo porque carece de ese ‘saber reírse de sí mismo’ de esas producciones.
“Mandy” es fría, loca y solemne (sí, todo a la vez). Y no es algo que sea bueno ni malo, es lo que hace a la cinta especial y diferente. Perfecta para espectadores que buscan algo más. Es estilizada, muy cuidada, con planos perfectos.
Y luego está la interpretación de Nicolas Cage, que es una locura (mi palabra favorita en esta reseña). El actor ha tenido rienda suelta para hacer lo que le ha dado la gana y se nota. Festival de muecas y sentimientos a flor de piel. Lo vive de una manera brutal. La escena del baño… impresionante. La de la pérdida de su chica, igual. Y su descenso a los infiernos con extra de sangre, flipante. Desde luego, ha nacido para este papel, ni lo dudéis. Nadie mejor que él podría hacerlo.
En conclusión, ¿la recomiendo? Pues no es para todos, es
más, a la gran mayoría de gente dudo que le guste. Es más rara que un perro
verde, sumado a su locura, sus altas dosis de surrealismo y escenas oníricas y
toda la violencia y el gore, no será plato de buen gusto para la mayoría. Pero
hay algo en ella hipnótico, os juro que había momentos en los que desconectaba
de tal modo del exterior y me metía tanto en la película que luego se te
quedaba una sensación extraña cuando salías. Entre la BSO y sus escenas flipas,
es un descenso a los infiernos tan real que ni necesitas meterte nada. Joder,
haberla visto en cines tenía que ser toda una experiencia. Y que más deciros,
que me ha encantado. Hay veces que uno, simplemente, necesita algo diferente.
Por cierto, leyendo los créditos me he dado cuenta que la produce mi querido Elijah Wood. Este chico tiene unos gustos muy curiosos (y parecidos a los míos).
Por cierto, leyendo los créditos me he dado cuenta que la produce mi querido Elijah Wood. Este chico tiene unos gustos muy curiosos (y parecidos a los míos).
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