sábado, 15 de septiembre de 2018

La monja (The Nun)






Título original: The Nun
Año: 2018
Duración: 96 min.
País: EEUU
Director: Corin Hardy
Guion: Gary Dauberman (Historia: James Wan, Gary Dauberman)
Música: Abel Korzeniowski
Reparto: Taissa Farmiga, Demian Bichir, Bonnie Aarons, Charlotte Hope, Ingrid Bisu, Jonas Bloquet, Jonny Coyne, Manuela Ciucur, Jared Morgan, Sandra Teles, Boiangiu Alma, Laur Dragan.
 













Cuando una joven monja en una abadía de clausura en Rumanía se suicida, un sacerdote con un pasado poseído y una novicia a punto de tomar sus votos son enviados por el Vaticano para investigar. Juntos descubren el profano secreto de la orden. Arriesgando no solo sus propias vidas sino su fe y hasta sus almas, se enfrentan a una fuerza maléfica en forma de monja demoníaca, en una abadía que se convierte en un campo de batalla de horror entre los vivos y los condenados.





Hacer un resumen previo sobre todo el universo Warren y el cine de terror que nos trajo James Wan (y luego sus acólitos) sería repetitivo y aburrido. Si seguís mis reseñas ya sabréis que me encanta, he reseñado prácticamente todas sus películas y en el índice las tenéis. Y si no me leéis de habitual, pues ya os digo que me gusta muchísimo y que llevo deseando una película en exclusiva para la forma monja de Valak desde que la vi por primera vez. Estéticamente es la caña, es terrorífica e impactante (puedes ser muy valiente, pero como te la encuentres por la calle corres como el que más). Así que fui con muchas ganas al cine.
Y la cosa no va a terminar con la monja, próximamente el universo Warren seguirá expandiéndose con la vuelta de Annabelle y sumándose a la fiesta The Crooked Man (¡que ganas!). Y claro está, con una tercera parte de “Expediente Warren”


Empecemos con que una película que bebe del cine italiano de horror de los 70 y 80 y a las películas de la Hammer siempre será bienvenida. Una de las cosas que más me seduce de estas producciones y que adoro seguir viendo es esa atmosfera gótica, tan tétrica y cautivadora. Ayuda mucho que prácticamente no se usen efectos especiales hechos por ordenador (algo hay, pero poco). Todos los seres demoniacos, monja incluida, son actores. Y siempre queda más real y mejor, seamos sinceros.
La película se rodó en Rumania (el convento y el cementerio que lo rodea son una auténtica pasada) y juega constantemente con la oscuridad, la niebla y la poca luz. Además, la iconografía religiosa para mí siempre suma puntos. Me resulta tremendamente atractivo ver como la deforman y la vuelven siniestra y aterradora: crucifijos invertidos, demonios del infierno, curas y monjas perversos, sótanos del horror que encierra el mal…
Así que toda la atmosfera que la envuelve es una auténtica delicia. Y por supuesto, los demonios siguen siendo aterradoramente geniales.


En cuanto a defectos, pues claro que los tiene. Personalmente, el uso del humor no me convence (no, en serio, lo de llamar ‘Franchute’ al francés no me mola). No es que se use en exceso, pero por mi podrían eliminarlo.
Tampoco se puede decir que el guion esté muy currado, es bastante sencillo (bien dividido entre escenas de sustos y terror y pesquisas detectivescas sobre el origen del mal), pero tiene un toque de locura y falto de lógica (muy propio del cine italiano de terror) que siempre me parece muy atractivo. Realmente, la cinta nunca se toma muy en serio a sí misma, especialmente en su segunda parte. ¿Escupir a la cara de la monja la sangre de Cristo que se había guardado en la boca? Es jodidamente loco, y a la vez buenísimo. Sin embargo, su primera parte sí que parece más de terror clásico.
Y finaliza enlazando muy bien la cinta dentro del Universo Warren. Revelando que Maurice Theriault (del que solo se nos revela su auténtico nombre al final) es el joven poseído que el matrimonio Warren intenta exorcizar en la primera película.


Y si hablamos de los personajes, pues son bastante prototípicos. Están ahí para que les acompañemos en su aventura por el convento y sepamos más sobre la siniestra monja. Tenemos a una joven novicia interpretada por Taissa Farmiga (la saga sigue en manos familiares, su hermana Vera es Lorraine Warren), a un cura con pasado traumático (muy del estilo de “El exorcista”) interpretado Demian Bichir y al jovencito guapo interpretado por Jonas Bloquet. Todos más que correctos.



En definitiva, ¿sabéis que os digo? Que quizás Hereditary pusiese cachondos a todos los críticos y los listillos (y que conste que me gustó), pero para mí el cine de terror es más bien esto. Y me encanta que referencie a los grandes italianos del terror y a la Hammer.
“La monja” no es perfecta, ni muchísimo menos. Pero la he disfrutado mucho y ha sido como viajar a Rumanía y pasear por el tétrico convento. Un viaje muy satisfactorio.
Tristemente, es raro ya ver películas como esta en los cines. No suelen salir del slasher con mucho adolescente suelto que no deja el móvil quieto y continuas referencias a la cultura pop (que aburren ya). Me apetecía mucho algo más casero y no tan prefabricado. Y ese fue el soplo de aire fresco que aporto en su día James Wan con sus películas de terror, y aunque él ya no está al mando y son otros los que continúan sus ideas (y con ello hace que no sea del todo lo mismo, y que la fórmula empleada se repita siempre y no se tan original como al principio) siempre me encanta volver a su universo.
Por cierto, en apenas una semana de su estreno está rompiendo la taquilla Española (y la de todas partes). Y me alegro mucho.







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