sábado, 27 de octubre de 2018

La casa del reloj en la pared (The House With a Clock in its Walls)







Título original: The House With a Clock in its Walls
Año: 2018
Duración: 104 min.
País: EEUU
Director: Eli Roth
Guion: Eric Kripke (Novela: John Bellairs)
Música: Nathan Barr
Reparto: Owen Vaccaro, Jack Black, Cate Blanchett, Kyle MacLachlan, Colleen Camp, Renée Elise Goldsberry, Sunny Suljic, Ricky Muse, Braxton Bjerken, Perla Middleton, Charles Green, Demetri Landell, Alli Beckman, Van Marten, Chris Adams, Aaron Beelner.











La historia cuenta el mágico y escalofriante relato de Lewis (Owen Vaccaro), un niño de 10 años quien, tras quedar huérfano, se muda a la vieja y rechinante casa de su tío, la cual tiene un misterioso reloj. Pronto, la aburrida y tranquila vida de su nuevo pueblo se ve interrumpida cuando accidentalmente, Lewis despierta a magos y brujas de un mundo secreto.




Una película de Jack Black siempre es bien recibida. Una de Cate Blanchett también. Una dirigida por Eli Roth, por supuesto que también. Y si encima incluye casas siniestras, magia y un toque sombrío, ¡muy mal tiene que salir la mezcla para que yo no la adore! Y efectivamente, el resultado ha sido muy, muy divertido.
Aunque, quien me iba a decir a mí que vería una película de Eli Roth de este estilo. El bueno de Eli no es conocido por sus películas para todos los públicos. Como director tiene joyitas plagas de sangre y gore como: “Hostel” y “Hostel 2”, “Cabin Fever” y los caníbales de “Infierno verde”, entre otras. Y como actor, en fin, todos le recordamos en la genial “Malditos bastardos” de Tarantino. Así que verle aliarse con Amblin (vaya, con Spielberg) en una adaptación de una novela para niños, es llamativo. Y así es como asistimos a su primera vez en una película sin sangre y de tono familiar. Y oye, que no lo ha hecho nada mal.


La cinta destila amor por el cine de los 80 y trata de ser como aquellas películas míticas que veíamos de pequeños (“Los Goonies”, “Gremlins”…) y Eli logra transmitírtelo (no por nada es un gran cinéfilo y adora esa época, que ha reproducido en muchas de sus películas).
Esa magia que desprendían aquellas cintas, ese espíritu fantástico en el que todo parecía posible y en el que te sentías involucrado… eso lo encontramos aquí. Roth ha usado su amor por el cine de terror y la Serie B y lo ha adaptado para que los niños puedan verlo. Y ha acertado de lleno. Solo hay que ver esa magnífica ambientación (situada en los años 50) y la imponente y siniestra mansión mágica, que es casi otro personaje de la cinta. Está llena de misterios, tiene un toque siniestro (los autómatas son geniales, la escena de terror que protagonizan es buenísima. Además de las vidrieras cambiantes) y vida propia (el sillón es una monada). Redondeamos con un cementerio muy chulo, efectos mágicos realmente divertidos y un malo malísimo con pintas de zombi.



La historia es clásica y sencilla. Un niño huérfano, Lewis, que llega a casa de su tío y descubre en la magia una forma de evadirse de la jodida realidad (sus padres están muertos y en el colegio le marginan). Con la ayuda de su tío y de su amiga, ambos brujos, acabarán luchando contra un ser que el pobre Lewis acaba despertando sin querer.
Divertida de principio a fin, con guion trepidante y rápido que se pasa volando, atrapa enseguida al espectador, que no para de disfrutarla. 


Pero su gran punto fuerte son sus dos protagonistas: Jack Black y Cate Blanchett. El primero es un tío que siempre genera buen rollo cuando lo ves en una película. A mi automáticamente me hace sonreír. Y es algo que transmite enseguida al espectador. Y ella, en fin, que decir de la grandísima Cate, perfecta en el rol que haga siempre.
Ambos actores tienen muy buena química juntos y sus bromas y pullitas funcionan muy bien. Los dos se lo pasan pipa, y se contagia. Conectan con el espectador y generan empatía con estos dos pobres brujos venidos a menos a los que dan vida. Les acompaña en el reparto el pequeño Owen Vaccaro, que está muy bien, y en el papel de malo de la función tenemos a Kyle MacLachlan con extra de maquillaje y efectos especiales.
Y Eli Roth tiene un pequeño cameo, por supuestísimo. Nuca lo dudé, estaba esperando a verlo en cualquier momento. 


En definitiva, muy recomendada. Me lo he pasado como una niña en el cine. La cinta te atrapa, tiene dos protagonistas que están en su salsa y son tremendamente carismáticos (larga vida a Jack y a Cate), el ambiente de terror gótico está muy conseguido (yo la casa la quiero para mí, autómatas incluidos) y logra que el espectador se meta de lleno la historia, sin importar su edad. Además, crea su propio universo que fácilmente puede continuarse en secuelas, porque la verdad es que yo me he quedado con ganas de más. Me apunto si las hacen.
Así que ya sabéis, si aún no lo habéis hecho, corriendo al cine a verla.









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