Titulo original: The Equalizer
Año: 2018
Duración: 120 minutos
País: Estados Unidos
Director: Antoine Fuqua
Guion: Richard Wenk
Música: Harry Gregson-Williams
Reparto: Denzel Washington, Ashton Sanders, Pedro Pascal, Bill Pullman, Melissa Leo, Jonathan Scarfe, Sakina Jaffrey, Lexie Roth, Caroline Day, Donald Cerrone, Abigail Marlowe
Robert McCall (Denzel Washington) garantiza una justicia inquebrantable
para los explotados y oprimidos, pero ¿cuánto de lejos llegará cuando se
trate de alguien a quien ama? Secuela de The Equalizer (El protector)
(2014).
Ya han pasado cuatro desde que se estrenó la primera
parte de ‘The Equalizer’, y para ser sincera con todos vosotros, el motivo
principal por el que yo quise ver esa película, sin mucho tardar, era porque
salia mi querido Marton Csokas, y, como siempre, haciendo del malo malísimo de
la historia. Lo cierto es que aquella primera parte me gustó bastante, y no
solo por Marton (que, en verdad, era uno de los puntos fuertes de la película),
sino también por la historia en si y la manera en la que nos la plasmaron. ¿Fue
perfecta? Pues obviamente no, porque no deja de ser muy típica en su género,
pero cumplía con lo que prometía: entretenimiento puro y duro. Estaba claro que
iba a haber una segunda parte, aunque sin mi ruso malvado no iba a ser lo mismo;
pero como amante del cine de acción, no podía perderme esta cita.
Tengo que admitir que me ha decepcionado un poco la película,
y no porque sea mala, ni mucho menos; ha sido más que nada por una crítica/titular
que vi por twitter (ahora mismo no recuerdo quien fue) donde decía que esta
segunda parte era mejor que la primera, y claro, yo que en esto del cine me creo
todo lo que leo, pues me hice ilusiones. ¿Resultado? Decepción al canto. No es
mejor que la primera parte, pero tampoco creo que sea peor: las dos caminan de
la mano, el nivel es el mismo, prácticamente, al igual que el guion, que es
casi un calco de lo que vimos en la primera parte, solo que ahora cambiamos
rusos por agentes del gobierno. Tampoco se le puede pedir mucho más, porque
realmente, como ya ocurriese en la primera parte, es la típica película de
justicieros, con todos los clichés y tópicos que hay en ellas. ¿Pero sabéis qué?
Que a mí me encantan.
Se que he dicho que el guion es muy simple, y que está
llena de tópicos, pero tiene cosas muy interesantes que hacen que la cinta no sea
un fracaso absoluto. La primera es, sin ningún tipo de duda, nuestro protagonista:
Denzel Washington. En esta ocasión conocemos un poco mas al personaje (no
mucho, eso sí), y aunque eso no es lo mas importante de todo, si que nos
interesa saber más el por qué decide hacer lo que hace. En esta ocasión McCall es
chofer, un trabajo en el que se ve y se escucha demasiado, y así es como puede
ayudar a los demás. Aquí entra su segundo trabajo, el de justiciero (des)enmascarado
que se dedica a ayudar, a base de brutalidad y sangre, a los demás. En esta ocasión
no da por error con la cúpula de la mafia rusa (que pesados son con los rusos
en las cintas de acción…), si no que su venganza viene por que matan a su
amiga, y claro, ya se convierte en algo personal. Me encanta su personaje, porque
no es el típico héroe de acción: Robert McCall es inteligente, y muy hábil en
su trabajo, pero también es paciente. Sus movimientos pueden parecer lentos,
pero nada más lejos de la realidad.
Ahora bien, si nos ponemos a comparar segundas partes, en
la primera entrega veíamos una acción mas brutal, más sucia, y mucho más interesante.
En esta priman más las relaciones entre los personajes y la búsqueda de la
venganza, que ésta en sí, y se la ventila de manera fácil y rápida, no dejándonos
disfrutar de unas buenas escenas de acción, que el señor Fuqua sabe hacer a la perfección.
¿Vagueza? ¿El querer ser más profundo y no ser simplemente una cinta ‘de tiros
y esas cosas’? Puede que sí, puede que no; lo que si está claro es que se hace
demasiado larga, y soporífera en algunas ocasiones, lo que no ayuda para nada a
la trama.
Otra de las partes negativas de este film, comparado una
vez mas con su predecesor, es el villano. Ya he dicho que Marton Csokas era de
lo mejor de la primera parte, y aquí se nota mucho su ausencia, o más bien, la
ausencia de un malo a la altura del protagonista. Son planos y muy estúpidos, y
eso hace que la lucha entre el bien y el mal este bastante desequilibrada. Apenas
le suponen un problema al prota, y eso no me gusta demasiado: si estás tratando
con una historia simple y típica, al menos intenta que los cara a cara sean más
interesantes, y que no solo se resuman en un solo cruce de palabras.
Una película que, si bien no desmerece a su predecesora, tampoco
es que sea mejor que ésta. No va a aportar nada nuevo ni original, y peca de
los mismos errores que ya vimos en la primera parte (un poco lenta a veces), pero
que cumple muy bien con lo que nos promete: evadirnos del mundo y pasar un buen
rato. Aunque echo de menos a Marton, Denzel Washington hace muy bien su papel,
y eso lo compensa.
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