lunes, 6 de octubre de 2014

Factotum










Titulo Original: Factotum
Año: 2005
Duración: 94 min.
País: Noruega
Director: Bent Hamer
Guión: Bent Hamer & Jim Stark (Novela: Charles Bukowski)
Música: Kristin Asbjørnsen
Reparto: Matt Dillon, Marisa Tomei, Lili Taylor, Fisher Stevens, Didier Flamand, Adrienne Shelly, Karen Young, Tony Lyons







Hank Chinaski envía sus poemas y relatos a revistas literarias, que rechazan siempre su trabajo. Para pagar su modesto alojamiento y su adicción al alcohol, realiza trabajos eventuales como obrero, portero o taxista. Su principal objetivo nunca fue ganar dinero para vivir lujosamente; lo que a él le gusta es apostar en el hipódromo, poder amar a dos mujeres (Jan y Laura) tan aficionadas al alcohol como él, observar las pequeñas cosas y, sobre todo, escribir. Cuando Jan lo abandona por otro hombre, Hank recibe la inesperada llamada de una prestigiosa revista literaria. 

En 2005, el cineasta Bent Hamer llevó a cabo la adaptación fílmica de la obra homónima del escritor Charles Bukowski, una novela que como suele ser habitual en el autor explota con humor sus propias miserias, el alcoholismo y la adicción al sexo del personaje Henry Chinaski (a la postre, un trasunto del propio Bukowski). Perpetuamente sumergido en el lado oscuro del sueño americano, Chinaski rodará de un sitio a otro sin encajar definitivamente en ningún sitio concreto: aunque no soy un experto en las historias del “viejo Buk”, sí que me he leídoFactotum y por lo general es un autor que trata siempre los mismos elementos: mezcla a partes iguales cachondeo, sudor, trabajos de mierda, vómitos, borracheras y polvos con la tía más guarra del bar más purulento que os podáis imaginar. Otra de sus improntas personales es la del protagonista perdedor, así que ya tenemos la mierda perfecta para el bueno de Hank Chinaski.

La peli protagonizada por Matt Dillon es eso mismo, un ir y venir de situaciones LOL, situaciones por las que pasa Chinaski para conseguir un empleo digno en la Norteamérica de mediados de siglo. Entre cogorzas y resacas, nos vamos dando cuenta de que el filme tiene escenas humorísticas bastante conseguidas y se hace patente aquello de que no importa el trabajo de mierda que el prota consiga, siempre hay algo peor acechándole en la esquina. Por desgracia, el mensaje de fondo es muy de nuestra época: da igual lo preparado que estés, al final trabajarás (con suerte) en cualquier mierda que aparezca con tal de recibir algo de dinero para sobrevivir y alimentar el círculo vicioso generación tras generación.

Pero Bukowski y su alter ego, Hank Chinaski, predican algo ligeramente distinto, da igual la mierda en la que estés metido, sé tu mismo. Vive el presente y que esa mierda tan inmensa que te rodea no te convierta en la gente que te da la limosna para explotarte en trabajos humillantes. La peli, en el fondo, es una reflexión de cómo ser un perdedor nato en un mundo despreciable, donde la creatividad y lo auténtico son desdeñados por el sistema. No pienses, trabaja y encuentra tu reposo empapándote en alcohol y en relaciones tóxicas con gente que está tan mal como tú. El guión se desarrolla a través de situaciones donde lo que importa no es lo que pasa, sino cómo pasa... Imposible encontrar a un tipo más negado para currar que Hank Chinaski. Los diálogos son muy buenos y los personajes no destacan por sus virtudes, más bien al contrario, algo que pasaba también en las novelas.

Chinaski es un tipo que la lía pardísima allí donde aterriza, da igual lo bien que empiece la jugada: su verdadera vida transcurre en los baretos mugrientos donde arrastra su culo sudoroso en busca de amor barato y algo de calor humano. Sin embargo, todo lo que en el libro es absolutamente demencial en la película se plasma en un tono mucho más aséptico, nórdico, serio, cogiendo distancia con lo que cuenta. Por ejemplo, el sexo es un aspecto primordial en las relaciones sociales que Chinaski establece, aunque su infinita adicción a las guarrerías españolas siempre hace que sus “romances” acaben bastante mal. Esto es así en los libros, pero como decimos, en el largometraje todo es mucho más políticamente correcto y contenido.

Es interesante añadir que el componente turbio de la vida de Chinaski tiene su contrapunto con la necesidad de amar y ser amado del personaje. Una pequeña joya como Factotum no podía, por desgracia, carecer de aristas: en general han rebajado bastante el tono de las aventuras de Chinaski, aunque por suerte conservan su esencia. En los libros, como digo, tienes la sensación de que los personajes están realmente acabados, puedes notar su peste a vómito, a pedo, a vinazo agrio y a cerveza regurgitada, casi puedes oler los calzoncillos sudados llenos de “derrapes” y “tarzanitos”. El feísmo característico que imprime Bukowski a sus obras casi ha desaparecido, pero no por ello es menos disfrutable el filme de Hamer.

En cuanto a sus puntos fuertes, Factotum hace gala de una facilidad inusitada para convertir cualquier situación cotidiano en un evento absurder, como la fallida entrevista donde nuestro amigo Hank le suelta al jefe de turno lo siguiente:

- “¿De qué va su novela?”
- “De todo un poco.”
- “¿Va del cáncer, por ejemplo?”
- “Sí.”
- “¿También sale mi mujer?”
- “Claro.”

Realmente, los personajes surgidos de la mente del “viejo Buk” se mueven en un mundo que funciona al revés y en cierto momento parece que tiran la toalla, se cansan de intentar integrarse en él, aunque la moraleja final en la novela de Factotum es mucho menos optimista que en la película protagonizada por Matt Dillon. Podríamos pensar que Bent Hamer ha tratado de actualizar el “rollo” de Tiempos Modernos -aquella genialidad orquestada por Charlie Chaplin- y dejarnos un final abierto a la esperanza. Sin embargo, Charles Bukowski, el viejo cabroncete, el hijoputa y borracho consumado se hubiera cagado encima de esta película sin bajarse los gayumbos. Pero no juzguemos tan duramente a Buk, pues de su mente también salieron auténticas perlas como ésta, perfectamente recogida en la película: "Durante días, semanas, años, décadas, vidas completas malgastadas, entregadas a los odios más mezquinos. Al final no queda nada que la muerte no pueda llevarse". Pura filosofía, verdades como puños para contestar a un mundo en el que un aspirante a escritor como Chinaski no tiene lugar alguno.

Por añadidura, tenemos que alabar la gran actuación de las mujeres que aparecen en la vida de Chinaski: tanto Marisa Tomei como Lili Taylor bordan sus papeles, especialmente Lili, quien aporta un matiz realmente humano a esa fémina alcoholizada y pillada hasta las trancas por nuestro amigo Hank. Hay gente que critica a Bukowski por la monotonía de sus arcos temáticos y la repetición de elementos, y tal vez sus historias no son para todos los paladares, pero sus obras son sin duda un reflejo muy interesante del lado oscuro del American Way of Life... En contra de la imagen de esa Norteamérica triunfante tras dos guerras (La II Guerra Mundial y la Guerra de Korea) tenemos la visión de la gente más depauperada del sistema, auténticos perdedores que llevaron al extremo el vacío de una vida condenada a cocerse en los vapores del alcoholismo y la falta de expectativas.

Factotum es un interesante film que va de menos a más y que gira alrededor de un genial personaje, moldeado a la perfección y que acaba convirtiéndose en algo así como una alegoría de la independencia vital y de la soledad. Un mensaje sin duda políticamente incorrecto y a la vez fascinante. La interpretación de Matt Dillon está a la altura de las circunstancias, aunque quizás le falta a su personaje una mayor caracterización que le hubiera afeado hasta acercarle (dentro de lo posible) al verdadero Bukowski, que a consecuencia del acné, y de las numerosas peleas, tenía la cara con más cráteres y cicatrices que los zombies de Resident Evil, por no hablar de su indescriptible narizota. Muy recomendable, y desde aquí quiero recomendaros la lectura de cualquiera de los libros del “Viejo Buk”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario