Warcraft: el orígen (Warcraft: The Beginning)

Título original: Warcraft: The Beginning

Año: 2016

Duración: 123 min.

País: EEUU

Director: Duncan Jones

Guion: Charles Leavitt, Duncan Jones (Historia: Chris Metzen)

Música: Ramin Djawadi

Reparto: Travis Fimmel, Robert Kazinsky, Ben Foster, Toby Kebbell, Dominic Cooper, Paula Patton, Daniel Wu, Clancy Brown.

 

El pacífico reino de Azeroth está a punto de entrar en guerra para enfrentarse a unos terribles invasores: orcos guerreros que han dejado su destruido mundo para colonizar otro. Al abrirse un portal que conecta ambos mundos, un ejército se enfrenta a la destrucción, y el otro, a la extinción. Dos héroes, uno en cada bando, están a punto de chocar en un enfrentamiento que cambiará el destino de su familia, su pueblo y su hogar. Así empieza una espectacular saga de poder y sacrificio donde se descubren las numerosas caras de la guerra y donde cada uno lucha por lo suyo.

Adaptación del popular videojuego homónimo.

Mirad que a mí me gustan los videojuegos y siempre que comento algunas de las desastrosas adaptaciones (por lo general, son desastres, es una maldición) que se han hecho al cine, comentaba con conocimiento de causa. Pero hay una cosa que no me gusta, y son los videojuegos en línea. Me aburren soberanamente, son una antisocial, y cuando juego a un videojuego soy yo y el propio juego, nadie ni nada más. Y aunque una vez intenté jugar a uno de ellos, duré poco porque no me motivaba y prefería perder el tiempo en otras cosas.
Así que ya os imaginareis que nunca he llegado a jugar al Warcraft, ni intención de ello. Pero mi hermano terminaba sus exámenes el miércoles y aprovechando que era el día del espectador, pues nos apeteció ir a ver algo de acción y de poco cerebro. Así que mi reseña no va a hacer ninguna referencia al videojuego por mi propio desconocimiento. Y es que, yo sigo prefiriendo mis rpg y mis aventuras gráficas. El rol en línea para otros…

La historia viene a ser más simple que el mecanismo de un botijo, unos orcos invaden el reino de los humanos, porque el suyo se lo han cargado y ya no se puede vivir, y los humanos deben luchar contra ellos para recuperar lo que es suyo.
A esto, añadamos a la coctelera “El señor de los anillos” (y toda su mitología, paisajes y hasta algún personaje), “El aprendiz de brujo”, un toque de “Moisés” y una millonada en efectos especiales y aquí tenemos a “Warcraft”.
El guion también es muy simple, y es fácil saber en cualquier momento TODO lo que va a suceder, lo que hace que en ciertos momentos se haga un poco aburrida. Vaya, que si piensas en la lista de la compra un ratito, a la vuelta la cosa no habrá dado un giro. Ahora, a su favor, decir que la acción es directa y continua, hecha para que el espectador viva sus largas batallas. Casi no hay conversaciones entre los personajes, te cuentan lo básico para ir tirando y ya, y en todo momento va al grano. No te pierdes nada si no conocías el videojuego (aparte de algún guiño que habrán metido para los fans, claro). 

Para hacerla más digerible (y con ello un tanto infantiloide), le han puesto toques de humor (no muy acertados siempre) y eso hace que resulta menos épica. Vaya, que nos encontramos con la típica película de fantasía épica, llena de clichés y sin nada original.
Tampoco sus personajes son nada del otro mundo, poco definidos y con muy poca personalidad. Más allá de los típicos roles de rey valeroso, reina más buena que el pan, mago malo y sabio, mago joven e inexperto pero muy bueno, el bravo caballero, la valiente guerrera mestiza y luego repetimos estos esquemas pero en el mundo orco.
Eso sí, visualmente es una pasada (¡faltaría menos!), con un nivel de detallismo impresionante y muy fiel al videojuego (que no haya jugado no quiere decir que no lo conozca o no lo haya visto).

De los actores, poco hay que decir. Vaya, que debería más bien hablar de los dibujantes, animadores y la gente de efectos especiales más que de los actores… es más, los nombres de estos aparecen en los créditos mucho antes que los de los propios actores.
Así que, actuaciones del montón, nada a destacar. Porque encima los personajes son planos y convencionales, meros prototipos con poco trasfondo. Pero tenemos a Travis Fimmel (de la serie “Vikingos”) como Lothar, a Paula Patton como Garona, a Ben Foster como Medivh, a Domic Cooper como el rey Wrynn, Ben Schnetzer es Khadgar e irreconocible está Toby Kebbell como Durotan. 

En definitiva, que aunque pueda parecer que la película no me haya gustado, realmente me pareció entretenida. Nada del otro mundo, pero pasas un rato ameno.

Una película llena de esteroides en forma de CGI (que en ocasiones son demasiado notorios y parece que estés viendo la animación de un videojuego), y con poco cerebro, pero de la que tampoco me esperaba otra cosa. Es únicamente puro espectáculo y como adaptación de un videojuego no está nada mal. Habrá que ver por donde tiran si siguen con las secuelas.

Así que ya sabéis, id a verla si os apetece, pero como mero entretenimiento y sin muchas pretensiones.