Título original: To Be or Not To Be.
Año: 1942
Duración: 99 Minutos.
País: Estados Unidos de América.
Director: Ernst Lubitsch.
Guión: Edwin Justus Mayer (Historia: Melchior Lengyel).
Música: Werner R. Heymann.
Reparto: Carole Lombard, Jack Benny, Robert Stack, Stanley Ridges, Felix Bressart, Lionel Atwill, Sig Ruman, Tom Dugan, Charles Halton, George Lynn.
Premios:
1942: Nominada al Oscar: Mejor Banda sonora (Drama o comedia)
En septiembre de 1939 estalla la Segunda Gran Guerra en el ataque a Polonia por parte de Adolf Hitler, el canciller alemán. Durante este periodo convulso, un grupo de actores trataba de llevarlo con la mejor sonrisa burlándose del hecho y del propio Hitler.
Una buena película sobre ese episodio tan dramático que fue el comprendido entre 1939 y 1945. Esta película trata de “desdramatizar” este episodio tan dramático mediante la comedia. Ciertamente la primera vez que oí hablar de esta película, no pensé que pudiera ser una joya de arte, pues llevar una comedia a este hecho no es fácil. Burlarse de lo que ocurrió es muy peligroso, ahora que la he visto, puedo asegurar que no es una joya, es un diamante tratado con el máximo esmero por el joyero más hábil. Esta película es divertida y muy risible, no es tanto lo que te quiere mostrar de la guerra como el hecho de lo absurda que fue; ni los ingleses ni los alemanes se salvan.
En cuanto a actores, no puedo decir que los conozco mucho, pero si puedo hablar de tres. Carole Lombard (María Tura) es una actriz que está casada con Jack Benny (Joseph Tura) y, al mismo tiempo, enamorada de Robert Stack (Stanislav Sobinski). El papel de Carol Lombard es genial, es muy graciosa en sus actuaciones, pero más te hará reír Jack Benny, un personaje estipendo que será el que más te haga disfrutar de esta producción.
Robert Stack también es muy bueno a la hora de actuar, pero el mejor es Jack Benny sin dudas. El resto de actores son muy buenos, actúan genial y ninguno de ellos puede sobrar.
Como ya he dicho, la película habla de un proceso convulso y dramático; la Segunda Gran Guerra. Iniciada por un hombre con unas ambiciones desenfrenadas, fue el conflicto más grande y sangriento que se pudo contemplar. Con alrededor de 50000 millones de muertos, fue un conflicto que englobó a, prácticamente, el mundo. Por un lado, el eje con Alemania, Italia y Japón; por otro, los aliados con Francia, Inglaterra, la URSS y, más tarde, los norteamericanos. Esta guerra fue un despliegue de fuerza por ambas partes con el objetivo de llevarse a tantos como se pudiese. La guerra son situaciones desesperadas en las que los hombres más pobres, se ven afectados directamente; reclutándolos para luchar por algo tan abstracto como la bandera o, simplemente, padeciendo las locuras y el egoísmo de otros.
Si me permiten, voy a ponerme un poco filosófico. ¿Son necesarias las guerras? Es triste, pero así es. El ser humano tiene una capacidad de destrucción superada, únicamente, por su imaginación. Las guerras son resultado de un cúmulo de sentimientos que provocan ira y venganza, creando un ciclo: Si usted mata a unos fanáticos religiosos lo hace porque odia a esa gente, del mismo modo ellos le odiaran a usted. Esa gente tiene amigos que también le odiarán y usted también tendrá amigos que los odiaran a ellos y, cuando alguno cometa un acto violento, ya sea físico o mental, esa gente querrá vengarse y, si ellos se vengan, usted y sus amigos querrán venganza, así seguirá siempre, transmitiéndose de generación en generación. El odio no es algo que se pueda exterminar, sólo es algo que se puede debilitar o reforzar, pero si buscas su erradicación, engendrarás aún más.
Volviendo a la película, que nadie se confunda, es una comedia en toda regla. No hay momentos tristes y tampoco hay momentos de catarsis: contento mientras la ves, contento cuando termina. Es antigua, si pero ¿eso qué más da? Es muy divertida y eso se ve desde el minuto uno.
¿Recomiendo la película? Obviamente sí. Es entretenida emocionante y tampoco muy larga. Es cierto que hay algunos “temas” que no serían políticamente correctos hoy en día, como cuando “bromean” sobre los campos de concentración. Pero una mente, más o menos inteligente, entenderá perfectamente que es una burla al concepto de campo de concentración, no a los campos de concentración en sí.
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