Titulo Original: Dèmoni
Año: 1985
Duración: 88 min.
País: Italia
Director: Lamberto Bava
Guión: Dario Argento, Lamberto Bava, Franco Ferrini (Historia: Dardano Sacchetti)
Música: Varios
Reparto: Urbano Barberini, Natasha Hovey, Karl Zinny, Fiore Argento, Paola Cozzo, Fabiola Toledo, Nicoletta Elmi, Stelio Candelli, Nicole Tessier
Dos jóvenes deciden ir al preestreno de una película de terror y viven una auténtica pesadilla al quedarse atrapados en el cine con los demás espectadores.
En 1985, el cineasta italiano Lamberto Bava se metió en el bolsillo a la peña con Demons, título de culto que sigue la estela de Posesión infernal y el batiburrillo de pelis que tenían como protagonistas a los endemoniados. Sin embargo, el filme de Bava tiene las suficientes novedades y estilo como para destacar por méritos propios: en esta ocasión, el escenario que se nos plantea es un cine -cerrado a cal y canto por manos desconocidas en un momento determinado- donde una serie de personajes tendrán que luchar contra el horror desatado en la proyección de un macabro largometraje relacionado con las profecías de Nostradamus. Uno de los desencadenantes de la explosión demoníaca es una máscara que contagia a la gente con “algo” que provoca la maligna metamorfosis. Como podréis imaginar, una vez que uno de los pobres fulanos se infecta (mientras juega con la máscara) la sesión de picadillo y gallinejas ya se da por garantizada. Las transformaciones, a base de látex y maquillaje, están muy conseguidas y hay algunas bastante interesantes, para mi gusto superiores a las que pudimos contemplar enPosesión infernal (que se notaba que eran más de baratillo y plasticurri).
Entre los puntos fuertes de Demons está el hecho de que la infección o posesión de la gente que pulula por el cine avanza rápido y hay un mogollón de batallas campales entre los humanos supervivientes y los endemoniados. Es decir, que lo que nos interesa es ver gente liándola pardísima en un entorno claustrofóbico, un esquema repetido hasta la saciedad en pelis mucho más recientes, como la saga REC (algún día me meteré con ella) o The Cabin in the woods.Por añadidura, el origen del mal demoníaco se intuye por lo que cuenta la película que la gente del cine está viendo, pero lo cierto es que nadie sabe ni papa de lo que pasa con la máscara del mal hasta que no empieza a propagarse la infección. Si comparamos esto con Posesión infernal oThe night of the demons nos daremos cuenta de que en estos dos títulos la gente se encontraba con datos previos que les aportaban valiosa información de lo que se podía desatar si tomaban a la ligera la amenaza de la que eran advertidos. En Posesión infernal esta advertencia venía en forma de cinta de magnetofón, la cual contenía material de audio que ponía en antecedentes a los protas y en La noche de los demonios el grupo se metía de lleno en una casa con fama de estar poseída por el mal (también el personaje de Ángela actuaba como mediadora entre el grupo y la casa hasta cierto punto). Pues bien, en Demons, la gente recibe invitaciones en la calle para acudir a una especie de preestreno y ver la peli anunciada.
En medio de todo este follón destacan los roles de Natasha Hovey como la heroica Cheryl y Urbano Barberini (que hace de George, el maromo que desempeña las funciones del Ash dePosesión infernal). A este respecto hay que comentr que el “Ash” de Demons es mucho más macarra y cambian tanto su forma de enfrentarse a los demonios como sus métodos de destrucción. Por ejemplo, evita cualquier referencia que nos haga recordar el tono cómico-humorístico del personaje de Bruce Campbell y su papel, tan cercano al subgénero del slapstick(comedia basada en golpes, tortazos absurdos, caídas, etc). En Demons, el prota se deja de gilipolleces para centrarse en descuartizar demonios a mansalva, que son unos tipos con bastante mala gaita y nulo sentido del humor. Si la habéis visto, recordaréis la mítica escena de la pareja protagonista a bordo de un amoto soltando “katanazos” a todos los tipos poseídos por la infección. Semejante macarrada se llevó a cabo con un temazo mítico de la banda de heavy ochentero Accept, “Fast as a shark” que ambienta a la perfección la secuencia y te anima a coger una katana para tronchar unos cuantos maniquíes en el Primark. Perdón por el inciso, pero Primark es un sitio tan malrrollista y apestoso como el cine de Demons: el sitio ideal para perderse entre marañas de zombies poligoneros que van en busca de tops de leopardo, complementos cutres, toallas para el culo y camisetas con diseños surgidos de la mente de un chimpancé aquejado de alucinaciones tras zamparse una fabada de peyote marca Hacendado.Primark es barato porque es una puta mierda, así de claro. Sí, yo también voy a Primark, pero obligado muchas veces por las circunstancias: en Inglaterra entré una vez para comprarme unas chanclas por aquelo de no coger gamusinos en los pies al utilizar la ducha de la casa donde me hospedaba. He de reconocer que Primark estuvo ahí para salvarme el pellejo: gracias, Primark,aunque no seas mi tipo siempre te guardaré un cariño especial y me acordaré de tu olor a sobaco británico, de tu marcado acento de CHAV apestoso. Primark es demasiado punky hasta para mí y encima está proliferando en España como si se tratara de champiñones.
Volviendo a Demons, pues hay que hacerse eco del fatídico destino que espera a los protagonistas y supervivientes de la masacre del cine: cuando consiguen escapar de su encierro, observan con terror que los endemoniados han conseguido propagarse por la ciudad y no les queda más remedio que correr como hijos de puta para salvar el culo. De hecho, el personaje de Cheryl es infectado por los demonios en el último momento, cosa bastante chocante porque apenas es perceptible el momento en que resulta contagiada. Lo más extrañp es que George, el macarra de palo, recibe un zarpazo en el brazo durante las peleas y sale indemne de la situación, sin que se le acelere el pulso ni un segundo, nada. Es como si no hubiera pasado. También podría ser que fuese inmune a la virulenta infección, pero nada de esto se explica en la peli, con lo que puede resultar que al final sea un fallo del guión o un caso flagrante de lo que en el fandom se conoce como Mary Sue o su variante masculina, Gary Stu.Éstos son aquellos personajes que se enfrentan a innumerables dificultades y problemas sin sufrir ni un solo rasguño, aquellos que acometen cualquier tarea sin despeinarse y dandose un paseíto, sin más.
Un ejemplo de Mary Sue o Gary Stu es el personaje de Alice en Resident Evil, que a lo largo de la saga se las apaña para sobrevivir y patear culos sin contratiempos serios ni quebrantos de su persona. Otro ejemplo sería el personaje de Charles Bronson en la saga Yo soy la justicia o el fulano de Transporter. En resumen, Demons es una película muy recomendable y tiene un montón de buenas ideas que pone en práctica con soltura. También saca del contexto rural el rollo este de los endemoniados y lo lleva de turismo a la ciudad. Me gustó mucho el detalle del cine dentro del cine, con la película sobre Nostradamus que les ponen a los desgraciados del cine, verdadero guiño hacia lo que nosotros intuímos que va a pasar y la inocente velada de la que los espectadores parecen estar disfrutando.
El arranque de Demons es muy misterioso y nos invita a pegarnos a la pantalla para saber qué es lo que va a pasar... Tras ver el filme, te das cuenta de lo bien que juega con la incertidumbre y el interés que suscita lo que va a pasar, cosa a veces difícil de conseguir en un género tan devorado por los clichés y los tópicos como es el del terror. En mi opinión, una propuesta muy agradable para ver y revisionar de vez en cuando, una obra maestra hecha con cariño y medios casi artesanales: el legado de un genio como Mario Bava no podría ser de otra forma.
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