sábado, 22 de noviembre de 2014

El más allá (E tu vivrai nel terrore - L'aldilà)







Título original: E tu vivrai nel terrore - L'aldilà
Año: 1981
Duración: 87 min.
País: Italia
Director: Lucio Fulci
Guion: Lucio Fulci, Dardano Sacchetti, Giorgio Mariuzzo.
Música: Fabio Frizzi
Reparto: Catriona MacColl, David Warbeck, Cinzia Monreale, Antoine Saint-John, Veronica Lazar, Anthony Flees, Giovanni De Nava, Al Cliver, Michele Mirabella, Gianpaolo Saccarol.













El sótano de un viejo hotel está construido encima de la puerta al más allá donde deambulan los zombies. Una joven hereda el hotel y decide renovarlo pero terribles "accidentes" ocurren durante las obras. Un pintor muere, el fontanero desaparece y su amigo se rompe el cuello. Ella huye al hospital pero la pesadilla sólo acaba de empezar…





Vuelvo con el cine italiano de terror (ya os lo amenacé en la reseña de “Demons”, de su compatriota Lamberto Bava). Y esta vez, con Lucio Fulci, del que ya os hablé de una de sus obras más conocidas, “Nueva York bajo el terror de los zombies” (sí queréis recordarlo, click aquí, aunque era una mini-reseña). Y esta vez, repasamos un poco otra de sus cintas más conocidas, “El más allá” (a ver si más adelante os traigo “Miedo en la ciudad de los muertos vivientes” o “Aquella casa al lado del cementerio”) y que particularmente, es una de las que más me gustan.

Es curioso (y me encanta) como para esta ocasión, Fulci se basa un poco en Lovecraft, utilizando el libro de Eibon, que aparece en los mitos de Cthulhu. Escrito por un mago llamado Eibon (obviamente), viene a ser como el Necronomicón.
Como os imaginares, esto dota a la cinta de un toque bastante ‘lovecraftiano’, muy oscuro, tétrico y onírico. Uno de los puntos más conseguidos de la película. Todo el ambiente recreado es insano, desde la mansión señorial hasta el hospital.



Los problemas de la cinta, vienen a ser los habituales del cine de Fulci. Un, prácticamente, inexistente argumento, en el que una mujer hereda un hotel en Louisiana y que resulta que esconde el acceso al Infierno. Esto, es una simple excusa para adentrarnos en una espiral de escenas truculentas y gore. Los personajes vienen y van, a excepción de los protagonistas, los demás son meros objetivos a torturar. Fijaros que muere el amigo de la chica, buscando los planos de la casa (y muere de una forma bastante guay, con unas bonitas arañas inmiscuidas) en la biblioteca y nadie le echa de menos ya en toda la película. Y el bibliotecario tampoco parece enterarse de nada. Por lo que, ya imaginares, que contamos con personajes planos. Apenas se definen a los protagonistas, que cuentan con el habitual rol.
Por otra parte, la cinta si sabe mantener la tensión, (aunque vaya de aquí para allá, intercalando escenas de forma cuanto menos extraña e inconexa) pero cae un poco en desorientar. No cierra nada, lo deja en lo que el espectador crea que es (bastante lio de escenas tenía ya, como para aclararte nada). Y a eso, súmale que no hay una estructura clara (por decirlo finamente). Logra atrapar por sus imágenes y, por supuesto, el morbo.
Y no nos olvidemos de los zooms a los ojos, muchos, que no falten. Algo bastante habitual también en Dario Argento. Y la banda sonora típica de la época, que bueno, ya he hablado mucho de ella, rara y que choca en ciertas ocasiones.



Pero hay que destacar también sus partes buenas, que las tiene. Una de ellas, su gran inicio y buen final, muy bien hilados. La cinta comienza en 1927, con un grupo de pueblerinos que entran en un hotel y atrapan a un pintor, que está pintando su obra sobre las puertas del infierno, con el fin de acceder allí. La primera escena gore nos viene ahora, cuando a cadenazos, le destrozan el cuerpo, para después crucificarle y echarle un ácido por la cara.
Y luego, ya en su fin, nuestros protagonistas huyen de hordas zombis que les asolan en el hospital, para acabar en el sótano de la casa de ella, donde murió el pintor, y acabar metidos en su cuadro, donde se dan cuenta del horror en el que se han metido.
Pero además de esto, sus imágenes y el gore atraen. La escena de la limpiadora del hotel, metiendo la mano en una bañera llena de porquería y siendo asolada por un muerto viviente, es bueno. El acoso a la ciega (y ojito a su primera aparición) por parte del pintor muerto y sus secuaces es otro puntazo.



Y hablando de sus escenas gore, son buenas y curradas. Pero las podríamos enmarcar en dos tipos, las más terroríficas, y las que dan un poco de vergüenza ajena. En esta última categoría metemos la rocambolesca escena en la que la mujer de Joe el fontanero, que le está arreglando en la funeraria, muere de forma extraña cuando le cae un ácido en la cara por un susto… y la hija pequeña (que no se parece a los padres ni estando muy borracho) lo ve todo pasmada.
Pero el resto molan y son puramente Fulci, grabadas casi a cámara lenta, regodeándose en lo más macabro. Y con esos zombis tan pútridos (de lo más podrido que se puede ver) marca de la casa.



En definitiva, cine de Fulci en estado puro. Gore extremo, buena atmósfera, guiones inexistentes, pero tan atrayente… le pese a quien le pese, tenía su estilo personal. Sería caótico, pero cada uno es como es, ¿o no?
Si queréis adentraros en el mundo del gore, y del giallo, en definitiva, el puro terror italiano, esta es una buena manera de hacerlo. Y si ya os gusta y no la habéis visto, ¡ya tardáis!
Y sólo apta para estómagos curtidos, su recreación en las escenas gore no es para todos...

¡Por cierto!, es destacable una escena muy graciosa (de forma involuntaria) en la que la heredera del hotel llama a un fontanero para que arregle las cañerías del sótano y cuando lo baja allí, vemos un sitio inmenso, lleno de suciedad y trastos acumulados, muchas telas de araña, e inundado hasta los topes. Y aun le pregunta al buen hombre que si tardará mucho en arreglarlo…



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