martes, 18 de marzo de 2014

300: el origen de un imperio - '¡Ajú! Se imparten clases particulares de sadomaso persa tradicional en crucero de placer, preguntar por Artemisia'







Título original: 300: Rise of an Empire
Año: 2014
Duración: 102 min.
País: Estados Unidos
Director: Noam Murro
Guión: Zack Snyder, Kurt Johnstad (Novela gráfica: Frank Miller)
Música: Junkie XL
Reparto: Sullivan Stapleton, Eva Green, Rodrigo Santoro, Lena Headey, Jack O'Connell, Andrew Tiernan, David Wenham, Callan Mulvey, Andrew Pleavin, Yigal Naor, Ashraf Barhom, Vincent Walsh, Steven Cree, Trayan Milenov-Troy, Andrei Claude, Peter Ferdinando, Mark Killeen, Peter Mensah







Guerras médicas (500-479 a.C.). El general griego Temistocles lucha por conseguir la unidad de las polis griegas. Él dirige las tropas griegas que se enfrentan con el ejército persa, liderado por Xerxes y Artemisa, para impedir la invasión del país. Spin-off de la película/cómic 300, basado en la novela gráfica "Xerxes", de Frank Miller.
 


Tras muchos años de espera y el bombazo que supuso la adaptación cinematográfica del cómic 300 a cargo de Zach Snyder, el director israelí Noam Murro ha sido el elegido para llevar a la gran pantalla Xerxes, la continuación de la novela gráfica creada por Frank Miller. Si en la película original Snyder abordaba la guerra entre griegos y persas desde el punto de vista de Esparta, en esta ocasión el conflicto está enfocado desde el punto de vista de los atenienses y los combates navales entablados contra el invasor persa para detener el avance por vía marítima de los aliados de Xerxes. Los hechos narrados en 300: El origen de un imperio transcurren de manera paralela a lo que pudimos ver en 300 y el fatídico desenlace de la batalla de las Termópilas tiene una importancia vital en el desarrollo y climax de esta nueva historia.

Dicho esto, lo que nos ofrece Murro no tiene nada que envidiar al original: un festival de chorros de sangre, espadazos a tutiplén y carnes magras a la altura de lo que la base de fans de 300 esperaba ver. En cuanto a los personajes principales, tenemos a Artemisia (Eva Green) como berraca lozana y diosa del sadomaso que comanda las fuerzas navales del Dios Emperador Xerxes. Tras ver los trailers, cuando fui a ver la película sabía que Eva iba a salir muy reventona, tremendísima, pero sin saber que la iban a convertir en la protagonista blackmetalera de unclip de Behemoth o Children of Bodom. En algunos momentos, si os soy sincero, estaba esperando que algunos de sus amigos enmascarados como Los Inmortales persas se sacaran la guitarra eléctrica y empezaran a berrear letras repletas de sangre y destrucción. Toda la estética de los malos de la película (los persas) parece sacada de los cenobitas de la saga Hellraiser y da el pego para potenciar la sensación de que los persas representan a las fuerzas de la oscuridad (el misticismo y la tiranía persa frente a la razón dialéctica y la democracia griegas). En fin, tenemos a Artemisia como mujer de carácter, excelente luchadora, manipuladora y que para mi gusto deja a la altura del betún a Gorgo (Lena Headey): me dió la sensación de que en esta película tenía que verse la transformación personal de Gorgo tras la muerte de Leónidas (en plan vamos a sacarla como más envejecida, solemne y taciturna), hasta el punto de que sale feúcha (nada que ver con nuestra Cersey Lannister en Juego de Tronos) y sólo le falta entrecejo y bigotazo para parecer una redneck de Wisconsin.

Si bien el papel de Gorgo es limitado en el tiempo del largometraje, su papel es fundamental en los hechos
que acaecen en la narración. Luego tenemos a Temístocles (Sullivan Stapleton), el general que comanda la flota de Atenas y que, por el mismo precio, es el maromo que sustituye a Gerard Butler como chulazo oficial de la película. Temístocles es un calco del personaje de Leónidas pero con algunos matices: como ciudadano ateniense, es mucho más contenido que el rey espartano, menos chulesco ( la especialidad de Frank Miller siempre fueron los personajes chulescos y macarras, pero con un gran fondo justiciero y sentido del deber) y aunque no le importa morir peleando (idea constante en los héroes creados o reinterpretados por Miller: Batman, Daredevil, el samurái de Ronin, Leónidas, los frikis de Sin City como Marv, etc.) no hace tanto alarde del desprecio por la muerte. Los atenienses y los espartanos difieren, sobre todo, en este factor: los de Atenas, según la película, no son guerreros profesionales, o más bien su estilo es distinto al de los sanguinarios espartanos. Eso sí, de ahí a decir que todos son “granjeros, filósofos, poetas, comerciantes” etc me parece un tanto exagerado. En Hollywood deben de pensar que Atenas en la época de las Guerras Médicas (griegos contra persas) era un puto pueblo o algo así, que no tenían un cuerpo de hoplitas, esto es, de guerreros profesionales, que sabían blandir la espada y la lanza con el escudo y que no tenían nada que envidiar a los de Esparta.


Lo que realmente nos importa del choque entre los generales de ambos bandos, Artemisia y Temístocles, es que ninguno se rinde, ninguno da su brazo a torcer, hasta el punto de que Artemisia trata de seducir al maromo de Temístocles para que abandone a los griegos y se pase al bando persa. Bueno, en este punto tengo que hablar de la escena tórrida de la película, heredera de 300 y lo que hemos ido viendo durante estos años en la serie de Roma, Juego de Tronos y Spartacus: por un lado tenemos a Artemisia hecha una dominatrixinsaciable y una dominadora insurrecta y por el otro tenemos a Temístocles, maromo y tronista vicioso que gusta —como es griego, toma exactitud histórica made in USA— de perforar intestinos a cuatro patas, a veinte uñas. Total que a Artemisia no le va el rollo esfínter y entre pitos y flautas, hostias, estrangulamientos, tirones de pelo y tal, la coyunda, la jodienda, termina abruptamente (sin fuegos artificiales) y ambos regresan a su antagonismo previo.

Por añadidura, los personajes secundarios cumplen con el papel que tienen reservado y obtienen el aprobado. Xerxes (Rodrigo Santoro) sigue siendo la reina del carnaval y aquí nos enteramos de sus orígenes: unos inicios un tanto velados por la fuerza de la venganza y el sentimiento de odio hacia los griegos, pues Temístocles (en cierto modo) fue el que causó el ensañamiento de Xerxes contra la Hélade al acabar con la vida del progenitor del Dios Emperador persa. Los lugartenientes de Artemisia, por otra parte, cumplen como enemigosrandom típicos de cualquier peli-videojuego y son totalmente masacrables. Por su parte, los guerreros atenienses son, quitando dos o tres, la carne de cañón que navega en unas barquitas que a vecen pueden hasta parecer ridículas en comparación con los daños que causan en la flota persa. De verdad que se me hacía raro ver algunos barcos griegos (por su tamaño) embistiendo a los titánicos barcos de Artemisia.


En fin, si os gustó la primera película de la saga, corred a verla. Ofrece más de lo mismo pero en un tono menos belicista y con una duración menor, lo cual es de agradecer si os termináis hasta las narices de tanta batallita y discurso grandilocuente.

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