Sufragistas (Suffragette)

Título original: Suffragette.

Año: 2015.

Duración: 106 Minutos.

País: Reino Unido.

Director: Sarah Gavron.

Guión: Abi Morgan.

Música: Alexandre Desplat.

Reparto: Carey Mulligan, Helena Bonham Carter, Meryl Streep, Anne-Marie Duff, Brendan Gleeson, Ben Whishaw, Romola Garai, Samuel West, Geoff Bell, Natalie Press, Lee Nicholas Harris, Richard Banks, Adrian Schiller, Judit Novotnik, Morgan Watkins.

Premios:

2015: Satellite Awards: Nominada a Mejor actriz (Carey Mulligan) y guión original.

A principios del siglo XIX aparece un movimiento protagonizado por mujeres que luchan por conseguir el sufragio femenino. En una batalla por defender sus derechos, se darán cuenta de que la vía pacífica no les da resultado y comenzaran a radicalizarse.

Se trata de una película histórica que se centra en el movimiento sufragista en Inglaterra. Durante años a la mujer se le ha negado el derecho a voto en prácticamente todos los países (no habló del sufragio universal, sino en los países donde existía la posibilidad de voto aunque este estuviera restringido por razones de etnias u otras causas) y este film se centra en esa lucha por la igualdad.

Respecto a los actores, la protagonista es Maud (Carey Mulligan) una mujer que trabaja en la industria textil y que, en un principio, no quiere saber nada del movimiento sufragista para no meterse en problemas, pero conforme avanza la película, se va integrando en el movimiento hasta convertirse en uno de los personajes principales. Otras actrices importantes son Helena Bonham Carter y Meryl Streep (Edith New y Emmeline Pankhurst respectivamente) quienes integran este movimiento desde un primer momento.

Antes de comentar el sufragio feminista, quiero empezar dando un dato histórico muy interesante. En 1869 el Estado norteamericano de Wyoming aprobó el sufragio femenino, pero no el universal, por lo que las mujeres negras (al igual que los hombres negros) no podían votar. Esto explica lo que he dicho al principio: el sufragio femenino no va necesariamente unido al universal; ahora volvamos a la película después de este breve paréntesis. El no poder ejercer el voto se puede explicar porque, según la lógica de la época, las mujeres no estaban preparadas. Debían ser educadas previamente porque muchos consideraban que votarían lo que votase el marido, el patrón o cualquier familiar (obviamente varón). Dicho esto puede decirse; ¿los hombres habían sido educados para poder votar? En el caso de España durante la Segunda República, las mujeres ya pudieron ejercer su derecho en las elecciones de 1933. El resultado es conocido, la CEDA resultó victoriosa y todos los republicanos de izquierda dijeron que la culpa era de las mujeres, pues éstas votaran la defensa de la fe católica, de la familia tradicional, etc. Hay algunos pseudo-historiadores que siguen afirmando esto, pero a esa gente hay que preguntarle: si eso es verdad y las mujeres no estaban preparadas, ¿por qué en las elecciones de 1936 ganó la izquierda? Tamaño misterio hemos dejado aquí.

Hay dos escenas que particularmente me gustaría comentar. Una transcurre al comienzo de la película: Maud está mirando un escaparate donde venden muñecas, en ese momento Violet Cambridge (Anne-Marie Duff) rompe el escaparate al grito del sufragio femenino. La otra escena es a la mitad: Emmeline Pankhurst sale a un balcón y, dirigiéndose a las mujeres, les insta a rebelarse y a pedir el voto femenino por la fuerza. Esta radicalización no me parece lo mejor, aunque sin duda tuvo resultados. Recordemos las revoluciones pacífica de Gandhi, el nunca usó la violencia y acabó logrando la independencia de la India. Pienso que el mismo resultado puede lograrse por medios más pacífico, o no; la pregunta es que si el movimiento no se hubiese radicalizado, ¿habrían logrado el voto femenino? Yo desde luego no lo sé y cualquiera que quiera responder a esta pregunta debe saber que el ¿y si hubiera pasado esto?; no es historia, es ciencia ficción.

Es una buena película, ambientada más que notablemente y que es capaz de hacerte saltar a la pantalla para matar a Steed (Brendan Gleeson). Es recomendable para cualquiera, tiene una duración justa, no se hace pesada en ningún momento y representa un momento historico importante en los derechos del ser humano.