sábado, 24 de septiembre de 2016

Kubo y las dos cuerdas mágicas (Kubo and the Two Strings)









Título original: Kubo and the Two Strings
Año: 2016
Duración: 101 min.
País: EEUU
Director: Travis Knight
Guion: Marc Haimes, Chris Butler (Historia: Shannon Tindle, Marc Haimes).
Música: Dario Marianelli
Reparto: animación. 












Kubo vive tranquilamente en un pequeño y normal pueblo hasta que un espíritu del pasado vuelve su vida patas arriba, al reavivar una venganza. Esto causa en Kubo multitud de malos tragos al verse perseguido por dioses y monstruos. Si de verdad Kubo quiere sobrevivir, antes debe localizar una armadura mágica que una vez fue vestida por su padre, un legendario guerrero samurái.




Si el cine de animación me encanta, cuando está hecho con la técnica del stop-motion ya termina de enamorarme del todo. Y los chichos del estudio Laika son unos genios para esto. Primero nos trajeron “Coraline”, luegoEl alucinante mundo de Norman, le siguióLos Boxtrolls (también colaboraron en 2005 con “La novia cadáver”, de Tim Burton) y ahora esta nueva aventura. Todas impresionantes, recomendadísimas y con un nivel de curro a todos los niveles (animación e historia) impresionante.
Y siempre que acaban, te ofrecen un pequeño detalle de cómo se anima y se da vida a sus marionetas. Y yo siempre me quedo muy impresionada. No os vayáis de la sala de cine sin verlo, por favor.



En cuanto a la historia, Laika nos lleva esta vez al Japón feudal. Kubo es un niño que vive en un pequeño pueblo con su madre, no sabe nada del resto de su familia. Pero tiene ciertos poderes mágicos y una norma: llegar a casa antes de que anochezca. El día que se salta esa norma, unos espíritus empiezan a perseguirlo. Es ahí cuando su madre le contará todo y su aventura comenzará, empezando por encontrar la legendaria armadura samurái de su padre.


Lo que siempre llama más la atención de estudio es su técnica de animación, impresionante y muy característica. Es fácil reconocerla (se adapta camaleónicamente a cada tipo de situación y época que el estudio requiera) y sigue dejándote boquiabierto cuando la ves.
Hay escenas, como el origami mágico de Kubo, que son preciosas. Al igual que la historia que él te cuenta mientras el origami sale de la pantalla. Las peleas con espadas son emocionantes y muy bien coreografiadas y la lucha contra ese impresionante esqueleto gigante es de lo mejorcito.
Además, sumémosle una ambientación maravillosa del Japón feudal y de su gente. Llena de detalles en los que perderse. 


Aunque es cierto que sigue un esquema de historia más bien lineal y sencillo, casi tipo videojuego (la armadura se divide en tres: primero vamos a por una parte, luego a por la otra y luego la tercera y última. Y ya estamos listos para el malo final), la película funciona tan bien en todo momento, mezclando estupendamente sus momentos de drama, aventura, comedia y desarrollando tan bien a sus personajes secundarios, que te dejas llevar por ella en todo momento. Viviendo con Kubo su mágica aventura.
No puedo dejar de destacar a Mona y Escarabajo, que son geniales, muy bien definidos, y metidos en la historia de forma brillante, con muchos misterios que saber de ellos. Y Kubo, nuestro protagonista, también es muy carismático. Un niño valiente, humilde y luchador.
Muy acertados también en su diseño los malos. 


Personalmente, la película para mí solo tiene un pero. Un pero que ni siquiera es culpa de ella. Y es que las historias de samuráis nunca me han atraído. Es más, podría hilar aún más fino y reconocer que lo que no me atrae nada realmente es ‘lo asiático’. Pero no sólo en terreno cinematográfico. Nunca me ha llamado su historia, ni su comida, ni su música… y todo lo he catado, que conste. Diréis: “pero te gusta Ghibli”. Y sí, me encanta. Pero ha sido de mayor, mi yo de niña no sé si le hubiese gustado, recuerdo que cuando era pequeña aborrecía el manga y el anime porque me parecía ‘mal dibujado’ (sigue sin convencerme del todo el estilo). Y sólo cuando estaba relacionado con los videojuegos (eso si me encanta de los asiáticos, más concretamente de Japón) lograba atraerme.
Pero ya os digo, a pesar de este detalle, disfruté muchísimo de la película. Y eso es un mérito, que aunque en un principio un cierto tipo de trama no te atraiga, que consiga enamorarte durante todo su metraje.



¿Recomendada? Por supuesto. No os la perdáis, ni los peques ni los mayores. Es diferente a todos los productos de animación que ofrecen el resto de casas. Laika es más madura y menos infantil, pero no por ello alejada del público de menor edad. Tiene una historia llena de magia y aventuras, con un trasfondo más profundo, que da como resultado una cinta estupenda.
Y aunque ya haya comentado que las temáticas asiáticas nunca ha sido de mis favoritas (y por ello sienta más debilidad por las anteriores historias de la productora, como los guiños al cine de terror de El alucinante mundo de NormanLos Boxtrolls, su queso, y su época victoriana) me ha encantado, así que si encima os gusta el tema, saldréis enamorados por completo.







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