domingo, 27 de octubre de 2013

El quinto poder (The Fifth Estate)





Título original: The Fifth Estate
Año: 2013
Duración: 124 min.
País: EEUU
Director: Bill Condon
Guion: Josh Singer (Libros: Daniel Domscheit-Berg, Luke Harding, David Leigh)
Música: Carter Burwell
Reparto: Benedict Cumberbatch, Daniel Brühl, Carice Van Houten, Laura Linney, Stanley Tucci, Alicia Vikander, David Thewlis, Anthony Mackie, Peter Capaldi, Dan Stevens.
Premios:
2013: Festival de Toronto (TIFF): Nominada al Premio del Público (Mejor película).









Julian Assange crea WikiLeaks, una plataforma para denunciar tramas de corrupción, información oculta por el gobierno y todo aquello que deba saber el ciudadano y sea ocultado, y para ello necesita la ayuda del informático Daniel, que se presta a ayudar a Julian en su cometido.
El problema viene cuando los datos que se reciben en WikiLeaks son tan sensibles que pueden costarles la vida a terceros. Julian piensa que se deben publicar, pero Daniel no. Entre ellos, comenzarán a haber rencores, y además el gobierno de los EEUU empieza a perseguir a Julian para encarcelarlo.






Desde que salió a la luz, me interesó bastante el tema WikiLeaks y su fundador Julian Assange, así que aprovechando la ‘Fiesta del cine’, pues no dude en ir a verla. Los tráileres pintaban bien y he de admitir que, al igual que Raquel, me gusta mucho Benedict Cumberbatch y su manera de actuar.
La película, nos relata la vida de Julian Assange, de cómo y porqué creó WikiLeaks, la web que permitía a cualquier persona publicar de forma anónima la información de interés público que poseyese. De allí salieron todos los trapos sucios de todos los gobiernos del mundo, sus chanchullos, sus trampas, robos, estafas, abusos de poder… Se nos muestran además los ideales de Assange y de los que fueron sus socios y amigos, en especial, el de Daniel el autoproclamado ‘cofundador’.
El grandísimo punto fuerte de la película es la interpretación, genial y personal, de Benedict como Julian. Muy bien también (aunque no tanto como Benedict), Daniel Brühl, como la cara opuesta de Julian, pero claro, su personaje es más ‘normalito’ y no nos brinda tantos matices como los que si tiene oportunidad de lucir su compañero.




Benedict logra retratar a un genial Julian, algo autista, muy inteligente y con carácter, con una infancia difícil y que intenta mostrar al mundo todos los trapos sucios de los gobiernos. Basándose en la honestidad y la integridad, gracias a personas anónimas que le envían documentos a su web, WikiLeaks. Donde él se encarga de verificar la información y publicarla. El problema llega cuando Julian sigue queriendo mostrar cierta información que puede causar daños a terceros. ¿Qué hacer entonces? ¿El ciudadano tiene derecho, o no, a saberlo todo? Su compañero Daniel es partidario de que no, y su relación empezará a resquebrajarse.




Como puntos débiles, algunos de los que hay son un poco al gusto del espectador. Como que quizás hubiese sido más interesante para algunos centrarse en la propia WikiLeaks y los problemas éticos que trae, a la relación amor-odio de Julian y Daniel.
Pero su principal fallo es que nos muestra que el malo es Julian, y Daniel era un tío muy bueno que fue manipulado por él. Nunca sabremos la verdad, y aun así, cada uno tiene una manera de ver las cosas. Así que sólo los protagonistas de la historia conocen bien lo que pasó. No hay que dar mucha fe a todo lo que sale en la película, porque… ¿Esto es sólo otra manera de desacreditar a Assange? ¿De verdad Daniel era tan 'pobrecito'? ¿Julian era el loco malo? Lo cierto es que, centrándose en que esta película está basada en las propias memorias de Daniel, yo no me fio demasiado…
Hay que reconocer que es una película muy difícil de realizar, y problemática. Es complicado porque siempre se tira hacia un lado u otro (ya se dice que la historia la escriben los vencedores, ¿no?) y porque, fundamentalmente, debería hacernos reflexionar mucho más de lo que hace.




La cinta trata de ser algo imparcial (pero en el fondo, se ve que es lo dice), mostrando un ligero atisbo de que si difundes información peligrosa, puedes hacer daño a terceros, pero… ¿qué pasa si no la difundes? Ahí ya no nos dice nada. Como ya he dicho, se queda algo corta en hacerte pensar, te muestra los sucesos como si todo estuviese resuelto, cuando no es así ni mucho menos. La realidad planteó muchos debates éticos (cada uno tendrá su opinión del tema), y la cinta debería dejar más abierto ese camino. Aunque, con el monologo final de Benedict como Julian, se intenta algo. Que por cierto, una de las mejores partes de la cinta es esa… ¡brillante!







Aun así, yo si la recomiendo mucho. Benedict hace un trabajo impresionante, es un gusto verle actuar, y además, el parecido es bastante destacable.
La película es un thriller muy entretenido y plantea un tema muy interesante (original) y en auge, gracias al tremendo avance de las nuevas tecnologías e Internet desde hace ya unos años.
El feeling Benedict-Daniel funciona de maravilla, su duelo interpretativo es el gran punto fuerte de la película. Así que, si podéis, no os la perdáis. Quizás pueda no convenceros del todo la manera de ser de la película, pero ver a sus actores es un placer.





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