sábado, 17 de noviembre de 2018

Infiltrado en el KKKlan (BlacKkKlansman)





Título original: BlacKkKlansman
Año: 2018
Duración: 128 min.
País: EEUU
Director: Spike Lee
Guion: Spike Lee, Kevin Willmott, David Rabinowitz, Charlie Wachtel (Libro: Ron Stallworth)
Música: Terence Blanchard
Reparto: John David Washington, Adam Driver, Topher Grace, Laura Harrier, Ryan Eggold, Corey Hawkins, Robert John Burke, Paul Walter Hauser, Craig muMs Grant, Michael J. Burg, Chris Banks, Tom Stratford, Jasper Pääkkönen, Ashlie Atkinson, Ken Garito, Alec Baldwin.
Premios:
2018: Festival de Cannes: Gran Premio del Jurado.
2018: Premios Gotham: Nominada a Mejor actor (Driver).








A principios de los años setenta, una época de gran agitación social con la encarnizada lucha por los derechos civiles como telón de fondo, Ron Stallworth se convierte en el primer agente negro del departamento de policía de Colorado Springs. Pero es recibido con escepticismo y hostilidad por los mandos y algunos de los agentes. Sin amedrentarse, decide seguir adelante y hacer algo por su comunidad llevando a cabo una misión muy peligrosa: infiltrarse en el Ku Klux Klan y exponerlo ante la ciudad.




No puedo decir ni que sea una gran fan de Spike Lee ni una detractora. La cruda verdad es que nunca me ha dado por ver su cine, pero no por ningún motivo especial. Simplemente no hemos coincidido.
He visto pocas películas suyas (que sí que me han gustado) y después de ver esta película me he dado cuenta de que debo subsanar el error, porque veo títulos muy interesantes rebuscando en su filmografía que me apetecen ver. Lo dejo para más adelante.
Lee siempre ha sido muy reivindicativo, cosa que me encanta, y los anuncios de esta película me llamaron poderosamente desde el principio. ¿Un negro infiltrado en el Ku Klux Klan con la ayuda de su amigo blanco y judío? ¿Y basado en hechos reales? Eso no me lo podía perder, y encima protagonizado por Adam Driver y por el hijo de Denzel Washington, al que debía de conocer a la de ya. Tenía muchas ganas de ir al cine a verla. Y un poco de miedo a que el hype me la fastidiara. 



Pero no fue así, me lo pasé genial con la película. Empecemos por sus actores. Al hijo de Denzel, John David Washington (al que se parece bastante, por cierto) le veo mucho futuro. Está genial en la peli, interpretando a Ron Stallworth, el primer policía negro de Colorado Springs, que además ayudó en la lucha contra el KKK. Le acompaña dando la réplica el genial Adam Driver. En serio, lo de este chico es curioso, yo lo descubrí en “Star Wars” con su Kylo Ren y ni fu ni fa. Pero fue verle en el resto de películas que ha hecho y es un pedazo de actor, de verdad que sí. Ya no me lo pierdo, veo todo lo que hace. Y aquí está tan genial como siempre, interpretando a un policía judío (Flip Zimmerman) que ayuda a su compañero dando la cara ante el KKK cuando las reuniones son en persona. Su química con Washington es absoluta (y estupenda) y hacen a sus personajes aún más creíbles. Da gusto verlos.
Y no me puedo olvidar de Topher Grace interpretando a David Duke, el ‘mago’ del KKK. Un hombre despreciable con una doble cara brutal, pudiendo ser un tío encantador como un racista asqueroso (y lo peor es que el tío sigue vivo a día de hoy y en política).
Y la parte femenina recae en Laura Harrier como Patrice, que reivindica no solo los derechos de la población negra, sino también los de la mujer. 


El guion es genial, es una película que es entretenida y divertida (ojo, no es comedia, pero si tiene humor), que la ves de principio a fin sin un solo momento de aburrimiento, de un ritmo envidiable y de una factura impecable, pero en el fondo, hay mucha crítica social. Sí, sí, muy gracioso la forma de infiltrarse y los gañanes endogámicos que hay sueltos en el KKK, pero es aterradora. Es duro oír lo que piensa esta gente (e incomprensible esa forma de pensar) y saber lo que hacían, te hace reflexionar.
Y lo que la hace aún más redonda es su forma de mostrar los hechos, porque aunque la cinta nos sitúa con este hecho a finales de los 70 y a la vez se entremezcla con narraciones de mucho antes (escalofriante como el anciano relata lo que le hacían antes a los negros acusados de violación, asesinato o robo, muchas veces sin ser verdad), cuando llegamos al final y vemos las imágenes reales que cierran la película, nos damos cuentas que son del año pasado, cuando surgieron las manifestaciones racistas en Charlottesville en las que murió gente. Y es lo que quiere hacer la cinta, que reflexionemos sobre el clima político en EEUU (especialmente). Porque la triste realidad es que no hemos evolucionado tanto como parece. Podemos pensar que los hechos tiene ya muchos años, pero en EEUU si ven a un negro le disparan primero, y luego ya preguntamos y miramos a ver si iba armado o no. Y hace nada el KKK salía a manifestarse tan libremente, con el apoyo de Trump. Que dijo que ‘no todos eran malos’ y que los que se manifestaron en contra también eran unos radicales. Así que la lucha sigue y es real, y no solo allí, en Europa los partidos ultraconservadores ganan cada vez más adeptos… 


Otra de las cosas que me ha encantado es la variación de lenguaje cinematográfico que Lee usa. Las conversaciones telefónicas con la pantalla partida son buenísimas y todo un puntazo, los recursos que usa referenciando al cine de blaxploitation (fue un género que surgió en los años 70, protagonizado en exclusividad por afroamericanos y de casi cualquier género) son geniales, hasta hay una reflexión sobre el género entre Patrice y Ron.
Otra cosa que me ha encantado es la forma de mostrar y explicar la película “El nacimiento de una nación”. Se ve la cinta desde dos lados, los miembros del Klan la ven emocionados e histéricos, mientras que la asociación de estudiantes negros aprende como influyó la cinta en la época y las consecuencias que tuvo.
Y además de todo esto, hay muchos diálogos estupendos. 


La verdad es que cuando le dicen que debe demostrar que no
es judío yo esperaba otra cosa, no un polígrafo... XD
En definitiva, creo que es una película que además de ser divertida y muy amena es comprometida. Quizás me he liado un poco reseñándola y me he desviado por otros lares, pero es algo compleja de explicar. Pero la recomiendo encarecidamente, además de pasártelo bien viéndola y de contar con unos actores geniales y un guion estupendo tiene mucho mensaje social que cala en el espectador y hace que reflexione. Un poco como le pasa al personaje de Adam Driver, un judío que nunca se ha sentido como tal porque no le han criado como judío, no se ha planteado sus raíces y vive cómodamente perteneciendo a una clase bien situada. Pero es cuando se infiltra cuando se da cuenta realmente de todo el odio y desprecio hacía todo lo que no sea blanco (y cristiano). Y es un poco lo que nos pasa a mucha gente, no lo vives, lo olvidas.
Es triste, pero la lucha contra el racismo y el odio no ha terminado y parece que no aprendemos de los que ya sucedió.










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