lunes, 15 de diciembre de 2014

El triunfo del espíritu (Triumph of the Spirit)







Título original: Triumph of Spirit.
Año: 1989
Duración: 120 Minutos.
País: Estados Unidos de América.
Director: Robert M. Young.
Guión: Andrzej Krakowski & Laurence Heath.
Música: Cliff Eidelman.
Reparto: Willem Dafoe, Edward James Olmos, Robert Loggia, Wendy Gazelle, Kelly Wolf, Costas Mandylor.













La historia gira en torno a un boxeador judío, Salamo Arouch (Willem Dafoe) que vive en Grecia. Durante la ocupación de este territorio por los nazis en la Segunda Gran Guerra, él junto a su mujer, Allegra (Wendy Gazelle), y un gran número de judíos son arrestados. Posteriormente se les envía al campo de concentración de Auswitch donde Salamo deberá luchar como boxeador para asegurar su supervivencia.





Una fantástica película sobre la Segunda Gran Guerra. La cinta gira en torno a un personaje real que vivió varios años durante la guerra. En esta obra se puede apreciar el gran horror que supuso las vivencias en los campos de concentración, donde se obligaba a los judíos, sin importar su sexo o su edad, a trabajos forzados, Tenían que limpiar, dormir en habitaciones conjuntas y en posiciones incorrectas, se les explotaba hasta llegar a un punto de desesperación; si te negabas morías, pero si no acababas muriendo en las cámaras de gas.





En cuanto a los actores, el protagonista es Willem Dafoe, un gran actor que interpreta bastante bien su papel. Es un preso que, debido a que anteriormente fue un gran boxeador, se le hace combatir (contra otros presos, naturalmente) hasta la muerte a favor de los oficiales nazis. El otro personaje importante es Wendy Gazelle, la mujer de éste, quien es encerrada en otro sector (como en los antiguos colegios, niños y niñas por separado) para ser forzada hasta la extenuación a trabajos forzados. El otro personaje importante es Edward James Olmos (en la película, el gitano), quien es un preso pero con “mayores privilegios” que trata de “ayudar” a nuestro protagonista.



El contexto histórico es la Segunda Gran Guerra, ese largo periodo de 6 años, pero me centraré en los campos de concentración. Los nazis utilizaban éstos como prisiones para recluir, no solo a los judíos, sino también a oficiales polacos, prisioneros rusos y un largo etcétera. Para entender el odio irracional hacia los judíos, hay que hablar de su líder, Adolf Hitler. Hitler era un mensajero en la Primera Gran Guerra que se ganó la cruz de hierro debido a la peligrosidad del ejercicio. Desde la derrota del Segundo Reich en 1918, Hitler veía que el país más poderoso de toda Europa (si me apuran, del mundo) era relegado a una tercera categoría con unas imposiciones crueles e injustas, como el pago de una cantidad exorbitante de oro. No era para menos, el revanchismo francés declaraba a Alemania como la única culpable de la guerra, olvidándose del Imperio Otomano, el Imperio Austro-Húngaro, entre otros. Hitler recogió todo ese odio que acumulaban los alemanes por la derrota y lo proyectó a una comunidad que había sido odiada y despreciada, a partes iguales, por todos los países del mundo; los judíos.
Los judíos controlaban el dinero, eran ellos los que prestaban dinero a los Estados. Esta comunidad, echada de todos los lugares, se convirtió en el objetivo alemán. Los alemanes, en especial Hitler, se consideraban de una raza que superaba a todas las demás, la raza aria. Hitler no pensaba permitir que una raza que debía heredar el mundo, fuese maltratada, zarandeada e insultada por otras inferiores (Hitler defendía que los enfermos y todos aquellos no arios, debían ser exterminado; paradójicamente él era lo contrario a lo que defendía, bajito, de pelo castaño y, entre otras cosas, tenía párkinson, lo que le hacía esconder sus manos en su abrigo). Le duela a quien le duela, Hitler no llegó al poder por un golpe de Estado (aunque lo intentó, con el conocido Putsch de Múnich) sino por la vía democrática; las elecciones. Hitler triunfó y se convirtió en presidente de la república de Weymar con el apoyo de las masas.



Esta película, inspirada en hechos reales, logra captar la crudeza de los campos de concentración. Pese a que algunos “historiadores” relativistas (el relativismo es una corriente que da todo por válido, del mismo modo, niega todas las cosas puesto que, si todo es válido, la negativa también es válida) niegan que existiera la Solución Final (eufemismo de holocausto nazi) apoyándose en la idea de que todo es manipulable y, con la firme creencia de que no se puede conocer nunca el pasado. Yo, como historiador decente, no puedo ver con buenos ojos esta “teoría” pues, si bien es cierto que no se puede saber exactamente lo que pasó, podemos acercarnos lo suficiente a la verdad; esta corriente niega la misma historia por lo que, decir historiador relativista, es una falacia.






La respuesta está más que clara, recomiendo la película. Los hechos son muy duros, la naturaleza humana siempre ha estado encaminada al odio, pero negar la realidad no convertirá esto en una mentira. El holocausto ocurrió, hubo muchos holocaustos pero sin duda este es el más conocido. No quiero condicionar a nadie, cada uno es libre de pensar lo que desee, pero se debe tener cuidado si se pretende materializar estos pensamientos; negar esto significa enfrentarse a muchos que lo vivieron.




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